Horacio Benavides, el poeta de las madrugadas aladas. Tumacopopolo. |
Día entero
Las muchachas del servicio
corren hacia el domingo,
Abandonan su traje de ceniza
y limpias y aromadas
buscan en la luz
a su muchacho.
Por fin el día es suyo,
un sol de verano
las quema en la hierba,
Bailan en las casetas,
perdiendo con frecuencia el paso
y en la noche
en un cuarto barato
gimen ante revelación
tan íntima.
La madrugada del lunes
se lleva sus alas.
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