Don Euliquio Biojó ( Q.E.P.D); Foto Cortesía TVMAR |
Alguna vez, una amiga nacida en
Tumaco pero sólo cercana en mi adultez, me preguntó: ¿Ustedes cómo hicieron
para estudiar… porque eran muchos y su papá no es que tuviera plata? Pensé
dentro de mí, “no sólo no la tenía, sino que siempre fue un elemento escaso y
extraño”. Finalmente le contesté: -Mi papi no tenía plata, pero tenía visión-.
Y la visión fue lo que salvó nuestro destino. Mi mami hizo posible esa visión
comprendiendo que parte de su Misión era construir y fortalecer nuestra
autoestima. Inculcarnos el que sí se podía. Finalmente, todos fuimos a la
Universidad.
Pero lo que quiero reasumir es
que nunca le otorgamos más que una pequeñísima atención a las cuestiones de
dinero, pues podíamos sobrevivir sin él. Increíblemente nos centramos en el
fortalecimiento familiar y en convertir en virtudes nuestros valores. Tampoco
estuvimos interesados en sostener una función brillante en la sociedad ni en la
política. Siempre quisimos ser los Biojó.
Aprendimos algo y muchas cosas de
la vida por ausencia, carencia y falta. Cosas como: “la escasez es la madre de
la creatividad”. Fuimos conscientes, en forma permanente, que la pobreza
siempre nos brindaba una enorme cantidad de tiempo libre para amar, para jugar
y para disfrutar de nosotros. Siempre juntos, con invitados especiales:
“nosotros mismos”. Aún hoy, seguimos vinculados a esta preferencia.
Aprendimos, a través de mi papi,
a mirar más allá del aspecto exterior de nuestras vidas. Quiero hacer notar que
con “don Euli”, aprendimos a leer. He leído libros bastante buenos pero con él,
no sólo yo sino todos mis hermanos, leímos “el libro de la vida”, ése libro de
amor vivencial que abría día a día todas las páginas de su corazón. Amor que
nos permite encontrar otros libros o incluso escribir los que todavía faltan
por leer.
En términos de riqueza, nunca
tuvimos nada que perder pero tampoco teníamos nada que ganar. Todo lo teníamos.
Teníamos el mar, que siempre nos brinda muchas posibilidades. Teníamos el amor,
la comunicación, la fraternidad. Lo teníamos todo. Nos teníamos a nosotros y,
nos seguimos teniendo.
Mi papi, siempre fue un experto
en civismo. Pero sus primeras acciones públicas que aún son recordadas
aceptablemente, obedecieron al amor por sus hijos y a la defensa de la verdad.
Luego se convirtió en guía de muchos, en paladín de intrépidas y bastantes
peligrosas aventuras.
Estoy seguro y considero
enteramente cierto que una persona como Don Eulíquio, quien se dedicó a hacer y
a vivir semejantes demostraciones históricas, inconforme con la injusticia,
amante de la verdad, defensor de causas inganables, divertido, gozón y amoroso
padre, sabrá cómo vivir fuera de la tierra.
Santiago de Cali, 11 de Noviembre de 2012
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