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Los poetas del pragmatismo

Los poetas del pragmatismo socioeconómico
Por. Fernando Pinzón Pérez

Para aspirar a gobernar un municipio, es suficiente conocer las principales dificultades, necesidades y lo que se generaliza como: ¿La problemática municipal?

Si una persona expresa su deseo de convertirse en alcalde, conque se comprometa a generar empleo masivo, mejorar los servicios de salud y educación, para citar los más repetidos mensajes de las campañas políticas, ¿sus simples enunciados garantizan el éxito y  satisfacen las expectativas generales?


Digamos que los saberes de los cuales disponga un candidato a gobernar su ciudad, ¿basta que en lo esencial se circunscriban a las carencias materiales que entraban el posible desarrollo y progreso para su comunidad?

Proponer tapar los huecos de las calles de la ciudad, organizar los andenes, refaccionar los edificios públicos, construir nuevas escuelas, celebrar las fiestas patrias grandes y chicas, ¿son un conjunto de iniciativas suficientes para que su gestor merezca gobernar una comunidad?

¿Soñar una ciudad del tercer milenio en el Pacífico de Colombia, será acaso hora de pensarla, proponerla y construirla desde el imaginario colectivo?

¿Qué es lo que de verdad necesitamos para vivir con dignidad y creatividad en los tiempos del agite social, político y económico?

Los políticos dueños casi por tradición del gobierno y del erario –para ellos son sinónimos- dados los deplorables resultados alcanzados hasta ahora como nación, ¿no son los principales responsables de nuestra debacle nacional?

Seria deseable entonces que empiecen a surgir los nuevos poetas del pragmatismo socioeconómico, que propongan modelos de ciudades donde los habitantes puedan disfrutar por igual de un ambiente sano en lo material y espiritual.

La convocatoria está abierta para nuevas mentalidades dispuestas a explorar, conquistar y construir con sus mejores aportes individuales y en articulación colectiva, ciudades pacíficas, donde educar un niño, sea en lo fundamental alimentarle en armonía el cuerpo y el alma.

Que para la sociedad, la niñez sea la máxima expresión de respeto por la vida y su logro esencial.

Necesitamos gobernantes capaces de proponer y trabajar en la consolidación de nuevas geografías espirituales y culturales, donde tenga rienda suelta la rica inventiva del hombre del Pacífico. Siempre será posible porque dispone de la eternidad, de su inagotable creatividad y del deseo recóndito de perpetuar una especie a imagen de quien la creo.