Cientos da familias pobres damnificadas por los mantenimientos de Cedenar.
Durante los días lunes y martes presentes, la suspensión del servicio abarcó casi todo el día laboral. Una humilde peluquera de nombre Raquel, pudo darle de comer a sus dos pequeñas hijas, gracias a la solidaridad de la familia donde renta una pequeña pieza. "No hice un peso porque no tuve como trabajar", manifestó a tumacopopolo.com
Los casos se multiplican en una ciudad devastada por la acción de las bandas criminales herederas del paramilitarismo, la casi nula posibilidad de generación de empleo público y el todavía incipiente crecimiento del sector privado, sobre todo agrícola, que apenas empieza a salir de una larga postracción producto de la enfermedad del PC en los cultivos de palma y la peste del coco, entre otras desventuras.
El fuerte oleaje que se vivió por estos días en la Perla del Pacífico, redujo también las faenas de pesca puesto que el mar Pacífico alcanzó notables niveles de altura y la Capitanía de Puerto advirtió sobre los graves riesgos para quienes se atrevieran a navegar aún tomando las precauciones necesarias.
Tumaco navega en estos aspectos sin un capitán que conduzca el barco con sapiencia y pertenencia, y la politizada Cedenar cumple con su inexorable misión de producir exclusivamente dividendos empresariales.
Fueron dos días de luto para la precaria economia de los sectores pobres del puerto.
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