No sólo es terrorífico que en menos de tres años pueda quedar en libertad Luis Alfredo Garavito, el mayor violador y asesino en serie de niños que haya por desgracia nacido en Colombia.
También es tenebroso que se sigan cometiendo crímenes contra la niñez en nuestro país y muchos queden en el desconocimiento o en la indiferencia pública o privada.
De los 168 asesinatos perpetrados por Garavito cuya condena inicial de 40 años cumple en la cárcel de Valledupar, 168 están documentados y faltan por esclarecer 82, según alertó la senadora Gilma Jimenez a las autoridades judiciales.
En el caso de Tumaco, en reciente seminario organizado por la ONG Fundación Plan Padrinos, se advirtió de la gravedad de la situación en materia de violaciones y violencia sexual contra los niños de la región.
En muchos casos los autores son los propios familiares y allegados o por lo menos conocidos del núcleo familiar.
La otra situación deplorable es que no hay estadísticas al respecto y el tema se mantiene alejado del centro de las preocupaciones y discusiones oficiales.
Es prioridad trabajar en nuestro medio, de igual manera, por garantizar una vida libre de peligros en lo sexual para los menores de Tumaco.
Es un asunto impostergable y de vida para una sociedad como la tumaqueña, empeñada en brindar nuevos espacios para que los niños crezcan sanos y felices.
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