"El río Mejicano comenzó a producir coco como en los buenos tiempos", esa es la buena nueva que cuenta don Estanislao Quiñonez, un campesino veterano que cultivando la tierra educó a sus hijos y logró convertirlos en profesionales.
Vive en Bellavista, una de las cuatro poblaciones que conforman el núcleo poblacional y agricola del río Mejicano (las otras son: San José del Guayabo, El Retorno y Santa Rosa); es una de las mayores despensas alimentarias del Municipio de Tumaco.
La paradoja es que hasta hace un par de años, la contaminación del río a causa de la estopa del coco era impresionante. Se hablaba de "UN RÍO DE ESTOPA". Desaparecido el coco, no se conseguía estopa ni para espantar zancudos.
Pero...
Empezaron las fumigaciones.
Llegaron los gringos con sus aviones y helicópteros y en palabras de los campesinos: "comenzó la fumiga del campo".
El gobierno de Colombia y el de USA acordaron combatir los cultivos ilícitos: la coca, "la planta que mata".
Al coco le cayó la enfermedad de la "gualpa". Un insecto que lo devora desde adentro, como la corrupción a Colombia. Por simple sustracción de la materia prima, el río se limpió del viaje.
Ahora se está en plena producción, cosechando coco y la economía campesina en el río Mejicano, despega de lo lindo, después de años de dificultades. Pero...
El problema son las fumigaciones.
Los gringos y los del gobierno, siguen fumigando desde sus avionetas y por desgracia, en las tierras donde se cultivan los productos de pan coger.
Oigan místeres, los campesinos tumaqueños les mandan un mensaje a través de TUMACOPOPOLO.COM:
"por favor, fumiguen mucho más allá de donde se encuentran los buenos frutos del campo; perdonen que todavía uno que otro descarriado insiste en convertir la mata buena en mala, sólo por dinero, y para envenenar a la humanidad".
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