Es inevitable la celebración comercial del día de la madre.
Vivimos en la sociedad del móvil, el consumo y las apariencias.
Suponemos que muchas personas pasarán las verdes y las maduras para obtener la prueba física que le permita testimoniar cuanto ama a su progenitora.
Un vecino madruga a barrer el entorno de su casa lleno de botellas de licor, envases plásticos de gaseosas, colillas de cigarrillos, vasos desechables, los excrementos de los perros, toda la parafernalia porque anoche comenzaron los festejos maternales.
Entre más bebemos y fumamos -ahora podemos hacer uso legal de la dosis personal de marihuana- va en crescendo nuestro amor por nuestras queridas mamas.
Otro vecino le dice al que madrugó escoba en mano a limpiar su sector: "Bien barrido, hoy es el día de las madres y nos toca a nosotros".
El de la escoba contrae el rostro en un gesto hosco y le responde: "yo barro todos los días para ayudarle, más bien hoy debiera hacerme el huevón pero con tanta basura, no hay más remedio".
Saben amigos lectores que la fiesta de la madre es el día más violento de Santiago de Cali. Las riñas, las asonadas, los accidentes de tránsito, los asaltos, los atracos, las violaciones se disparan hasta el punto que colapsan los servicios de urgencias de los centros hospitalarios de la Sultana del Valle.
En Tumaco con tanto despelote en la movilidad, la deficiente prestación de los servicios públicos (¿Qué es lo que queremos?: ¡agua y luz! Eso reclamaba la comunidad hace 30 años) y la malísima atención médica, pareciera que celebramos todos los días, el día de las madres.
Pero las mamacitas no tienen la culpa de parir hijos que después se convierten en autores de tanto desmadre municipal.
Nos solidarizamos con ellas, este y todos los días. Por fortuna hay jóvenes que son orgullo para sus progenitoras; necesitamos que su número crezca exponencialmente.
Pongan atención con lo que empieza a ocurrir en la Perla del Pacífico: Mujeres jóvenes toman el mando en la conducción y control de la administración pública. La señora alcaldesa, la señora procuradora seccional, la señora personera municipal. Son significativos ejemplos.
A ellas y a todas las madres del mundo, que su magisterio se reconozca, se valore y se ejerza todos los días.
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