El editorial de hoy 31 de agosto del diario El País de Cali, reclama con justicia la intervención del gobierno nacional de manera frontal, para detener el desastre humanitario como consecuencia del recrudecimiento de la violencia en los últimos meses, que tiene en el narcotráfico su combustible.
Los datos de la Pastoral Social, citados por el matutino caleño, el más importante e influyente del suroccidente de Colombia son aterradores: 77 muertos entre enero y agosto del presente año, 17 de los cuales se cometieron el pasado mes de julio.
También es un reconocimiento a la alcaldesa María Emilsen Angulo que tocó -y las continúa tocando- las puertas de las esferas del alto poder donde se toman las decisiones para que la ciudadanía viva en democracia o muera por ausencia de ella.
Esta nación indiferente con los legendarios e irresolutos problemas del pacífico colombiano, que discute como loros sabiondos, acerca de la importancia de una coma en una pregunta para que la gente sumida en una especia de idiotez generalizada, vote si está a favor o en contra de que los colombianos se sigan matando a pura bala, no les importa que la bandas criminales estén asesinando a diestra y siniestra y copando los espacios que deja la guerrilla desmovilizada de las FARC.
Amén de los desgarrados esfuerzos de la mandataria tumaqueña, para obtener prontas y justas soluciones a la tragedia humanitaria del Municipio de Tumaco, por parte del presidente Santos y de su equipo de gobierno, también habría que reclamarle a la dirigencia política municipal, cuál es su responsabilidad y compromiso frente a tan grave situación.
Parte significativa de esta dirigencia parece estar ocupada exclusivamente en la satisfacción de sus apetitos personales y solo aparece en el escenario público para anunciar que vienen nuevas elecciones municipales. Pendientes del: "quítate tú, p'a ponerme yo".
Si dependiera de ellos, así no vamos a ningún Tumaco. Por eso es necesario rodear a la señora alcaldesa de Tumaco, para que podamos salir adelante con el concurso de todos. La gran mayoría de nuestra comunidad es sabia, solidaria y comprometida con los cambios que nos garanticen una mejor calidad de vida sin excepciones y en su momento le dieron el mandato contundente a una mejor que es ejemplo de trabajo y vida y que demuestra hasta el momento que la ciudadanía no se equivocó al elegirla como la primera mujer gobernante en la nueva historia del puerto tumaqueño.
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