Policía desalojó a la brava humilde trabajadora tumaqueña

El exministro y decano de la U. Jorge Tadeo Lozano de Bogotá, José Fernando Isaza, escribió en reciente columna publicada por El Espectador, que una de las dificultades de nuestra nación, es la dependencia directa de la Policía del Ministerio de Defensa.

No siempre ha sido así.

La Policía es un organismo de carácter civil, cuya misión es salvaguardar y proteger a la ciudadanía. Es su misión clara y perentoria. El problema es que al desarrollar tareas conjuntas con el Ejército contra la subversión, el enemigo, en ocasiones actúa frente al común de la gente como si esta fuera también el enemigo.

Así ocurrió anoche en la denominada zona rosa (Puente del Morro). Al decir de un desprevenido transeúnte que presenció los hechos: “se les fue la mano”. Desalojaron a la brava del espacio público, a una humilde tumaqueña cabeza de familia que había instalado una caseta de comida y bebida.

El espacio público es de todos. Pero la realidad es que en Tumaco comenzando por la Policía se incumple este mandamiento (la Policía cierra las vías públicas de manera permanente en determinados horarios).

En la misma zona rosa, hay negocios que tienen tomado el espacio público y no hay autoridad que imponga el orden. La ley debiera ser para todos.

Otro cantar son las motos y sus ocupantes.

A veces se les va la mano con los que no son. Tumacopopolo.

Las batidas y requisas operan por lo general contra la gente corriente. No hace mucho el licenciado Víctor Ignacio Jaramillo, director del programa La Voz del Pueblo que se transmite por la emisora Tumaco Stéreo, se quejaba de los atropellos de las autoridades policiales al someterlo a excesivas requisas. Sus papeles los carga al día. No lo pudieron sindicar de sobrepeso porque ahora está por debajo de los 90 kilos. En cambio a un padre de familia que paseaba (los documentos en regla) con sus dos pequeños hijos, lo multaron por sobrecupo.

Inclusive el señor Personero Municipal, abogado Alex Castillo Molano, ha sido víctima del trato desobligante de la fuerza policial. Le ha sucedido cuando ha tenido que abogar por los derechos de los ciudadanos como en el reciente caso del abogado José Ovidio Navarrete, conducido al cuartel policivo, como un peligroso delincuente, debido a que reclamó un tanto exaltado sus derechos.

Vamos entonces de mal en peor en la otrora pacífica Perla del Pacífico.

Dicen las consejas populares en Tumaco que la Policía le tiene miedo a los bandidos y algunas de sus unidades lo confiesan. ¿Será entonces que los ciudadanos además de cuidarse de los bandidos, deben tener cuidado de las autoridades en su proceder irregular?

¿En qué ciudad vivimos?