El triple asesinato de las niñas de Tumaco, conmovió y despertó la solidaridad de la ciudadanía tumaqueña.
Una zona tan martirizada como la muestra por la violencia protagonizada por bárbaros actores al margen de la ley, pareciera haber sumido en la resignación y la apatía general a los habitantes del litoral nariñense.
La vida perdió todo valor frente a la acción sangrienta e infernal de grupos que han hecho del narcotráfico su única razón de existir.
Sin embargo, el múltiple crimen que esperamos las autoridades logren esclarecer y castigar a sus autores con todo el rigor de la ley, muestra que estamos interesados y preocupados por recuperar y entrar en on nuevo estadio de convivencia pacífica, el respeto por la vida y la tolerancia entre conciudadanos.
Que de verdad nos escandalicemos, protestemos y exijamos que las autoridades y comunidad en estrecha articulación, defendamos el sagrado derecho a la vida.
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