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Que el pueblo bogotano decida su destino

El Tribunal Administrativo de Cundinamarca al suspender hace algunos minutos temporalmente la ratificación de la destitución del alcalde de Bogotá expedida por el procurador Alejandro Ordoñez, expresa que "al burgomaestre bogotano se le violaron sus derechos políticos".

En una verdadera democracia, la decisión final la debería tomar el pueblo bogotano.
Aquí esta la clave del asunto.

En un país donde se cometen tantas violaciones por parte del Estado, de los insurgentes, de los paramilitares, de las bandas criminales citadinas, no causa sorpresa que se cometa una violación política, como en el caso del alcalde de Bogotá. Importa que hasta ahora no haya muertos o heridos, aunque se sospecha del caso de un joven rapero, cuyo asesinato se relaciona con su militancia en favor de Gustavo Petro.

El desajustado fallo del procurador Ordoñez, tiene a la institucionalidad colombiana "corriendo base".


Y tengan la seguridad que esta historia continuará generando más pronunciamientos jurídicos que es probable que demande varios años para una conclusión definitiva.


El asunto se ventilará en las más altas cortes de esta bamboleante nación y de seguro también se hará en las cortes internacionales pertinentes.

No sobra advertir que la intervención mediática juega un papel preponderante. Cabe recordar que los medios de comunicación más importantes de Colombia, son propiedad de unas pocas familias millonarias del país, con su propia agenda económica y política.

¿Entonces, en última instancia no sería sensato que dejemos la decisión final, en manos de la comunidad bogotana?

Que sea el elector primario el que decida si el alcalde se va o se queda.

Se pregona que somos la democracia más antigua de Latinoamérica.

Permitamos que el pueblo bogotano decida su destino. ¿O le tenemos miedo a la verdadera democracia?




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