Ecopetrol y El Tiempo realizan taller digital en Tumaco

Tumaco entre la guerra y la paz

Aunque al igual que el poeta consideramos que Tumaco es tan eterna como el agua y el aire, un manuscrito hallado en la biblioteca de la comunidad Carmelita en Quito por el sacerdote español José Miguel Garrido, es el soporte histórico para la fundación católica de la Perla del Pacifico en noviembre 30 de 1640. 

"La ciudad que decidió no morir", proclamaba la antigua dirigencia cívica de Tumaco. Tumacopopolo.
El documento expresa que corriendo en año de gracia de 1640 y en el día de San Andrés se levantó la casa de Dios, la de la autoridad civil y un pequeño conjunto de construcciones de madera con techo de paja aprovechando las aguas limpias, sanas y abundantes del lugar.

 La relación corre a cargo del sacerdote Italiano Francisco Rugge, quien fue el promotor de la fundación y relator del acontecimiento.

Más de un siglo después, el libertario Tumaqueño Juan de la Cruz, encabezó la primera revuelta popular a la orilla del mar de Los Tumacos -los primitivos pobladores-que ya para entonces se conocía en el mundo hispano como el Mar de Balboa. Fue una fugaz pero valiente gesta independentista que alertó otra revoluciones como la de los Comuneros en Santander.

Hacia la parte alta del siglo XIX se tuvo el primer alcalde negro de Tumaco, que según el historiador Telmo Leusson Flores se llamó Domingo Mina,”el cual letrado enamorado”, gobernó con una mano en la Biblia y la otra en la dicha.

Al comienzo del siglo XX Tumaco fue por decreto durante un par de meses un Departamento, y de ahí para delante empezaron sus atribulaciones naturales, políticas, económicas y sociales.

Tuvo su primer tsunami en 1904, que ahora se recuerda cada 30 de enero por la feligresía católica con solemnes procesiones. Incendios devastadores como el de la década del 40. Cataclismos acompañados del furioso oleaje del no tan pacifico mar Pacifico como el de diciembre de 1979.

Siete años después visitó la isla el vicario de Cristo, Juan Pablo Segundo. Tal vez el momento histórico más sobresaliente de la ciudad que según la mitología reposa sobre una enorme tortuga marina y de acuerdo con la leyenda es arrastrada por tres descomunales pargos hacia la eternidad.

El descontento popular por los malos servicios, la corrupción político-administrativa, el olvido estatal, el desempleo, la mala educación y otras plagas menores, provocaron el célebre tumacazo de septiembre de 1988.

Con todo, avanza Tumaco en medio del conflicto. Aunque la subversión y las bandas criminales-autodefensas-se disputan el control territorial, alimentado por el combustible del narcotráfico, la presencia del Estado empieza a notarse, con inversiones que se acercan al billón de pesos en los últimos años.

El sector educativo -junto al de la salud- se privilegia en las inversiones públicas, avanzando de manera considerable en la cobertura y mejorando aunque de manera incipiente la calidad educativa.


Con cerca de 200 mil habitantes Tumaco espera construir de manera solidaria un futuro digno para las próximas generaciones, puesto como alguna vez lo afirmó su antigua dirigencia cívica -fenecida en su gran mayoría y casi olvidada- "Tumaco es la ciudad que decidió no morir".

A la memoria de: Rafael Valencia, Justina Villota, Euliquio Biojó, Jorge Ortiz, Flavio Bedoya.

F.P.P. Tumacopopolo.

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